El Camino Inglés de peregrinación discurría entre los puertos del Golfo Ártabro y Santiago, presentando varias rutas alternativas, entre ellas el llamado "Camino de Faro". Debe el nombre a su punto de partida, el antiguo arciprestazgo de Faro, que abarcaba, fundamentalmente, los actuales municipios de A Coruña, Culleredo y Arteixo. Recorre la distancia entre A Coruña y Santiago por tierras del interior: Culleredo, Cambre, Carral, Val de Barcia, Hospital de Bruma, Poulo, Sigüeiro y Santiago.

Los principales puertos de procedencia de peregrinos eran los situados en el sur de Inglaterra, Irlanda y la costa occidental francesa; desde allí la travesía duraba alrrededor de cinco días. Sin duda, fue ésta una razón de peso para que muchos escogiesen esta opción, frente a la larga peregrinación terrestre, que como poco requería cinco o seis meses.

La estratégica situación atlántica propició la escala de barcos que navegaban entre el norte de Europa y el Mediterráneo, como las expediciones de cruzados que en varias ocasiones hicieron puerto en A Coruña, desde donde se desplazaban a Santiago para encomendarse al Apóstol antes de proseguir su ruta. Entre ellas destaca la que llegó a A Coruña en 1217, compuesta por 350 navíos de cruzados alemanes, frisones, noruegos y flamencos. Además, la garantía de la protección real a los barcos fomentó el desarrollo de las relaciones comerciales con el Atlántico norte, y en definitiva con Europa.

En el siglo XII aparece con fuerza en la documentación el llamado Burgo de Faro, seguramente ya existente en los siglos IX y X. Importante núcleo urbano (se ha dicho que, a mediados del siglo XII, sólo las ciudades episcopales, además de Allariz y O Burgo, eran los únicos enclaves urbanos de Galicia), en él se asentaron los templarios, con su bailía de Faro, señores de la mitad del Burgo de Faro, la Catedral de Santiago, que señoreaba la otra mitad, y el monasterio de Sobrado, con muchas posesiones en rentas, tanto del Burgo como de su puerto, que construiría los molinos de Acea de Ama, aún existentes.

Al Burgo de Faro llegaban barcos con mercancías y peregrinos del norte de Europa. Fue muy protegido por los monarcas Alfonso VII y Fernando II, así como por los Condes de Traba.

En el siglo XII se documenta en O Burgo la existencia de la cofraría de San Miguel, que agrupaba a los sastres.

La fundación de A Coruña, a comienzos del XIII, marcaría el inicio del declive del Burgo de Faro, aunque los templarios lo siguieron potenciando hasta la desaparición de la Orden, en 1312.